Esta afirmación no supone ningún descubrimiento, pero parece que a día de hoy es algo que seguimos sin tener claro o consideramos prescindible.

El maestro o profesor es una figura que seguirá siendo necesaria puesto que el contacto humano es fundamental para el bienestar de cualquier persona. Pero su papel en la enseñanza debe cambiar: cuando antaño su labor fue la de transmisión de información, actualmente ha de tenerse en cuenta que la información está disponible y al alcance de todos. Los docentes deben aprender a manejar toda esta información, y potenciar competencias transversales tan importantes como la capacidad analítica y crítica del alumnado. En un entorno repleto de distractores, que nos invita constantemente a un enfoque multitasking, tenemos que aprender a priorizar tareas útiles y así emplear bien nuestros limitados recursos cognitivos. Para ello, la formación del profesorado debe evolucionar al ritmo de la sociedad y de su alumnado. Actualizarse y estar al día en nuevas tecnologías debería ser un requisito básico e indispensable en cualquier docente.

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